La filial Trump argumenta que exigir la interpretación en tiempo existente del jerigonza de señas estadounidense de eventos como las conferencias de prensa de la Casa Blanca “interferiría gravemente en la prerrogativa del presidente de controlar la imagen que presenta al notorio”, como parte de una demanda que exploración exigir que la Casa Blanca brinde los servicios.
Los abogados del Unidad de Rectitud no han transmitido más detalles sobre cómo hacerlo podría obstaculizar la imagen que el presidente Donald Trump exploración presentar al notorio. Pero revocar políticas que abarcan heterogeneidad, equidad e inclusión se ha convertido en un sello distintivo de su segunda filial, comenzando con su primera semana de regreso a la Casa Blanca.
La Asociación Doméstico para Sordos demandó a la filial Trump en mayo, argumentando que el cese de la interpretación del jerigonza de señas estadounidense, que la filial Biden había utilizado regularmente, representaba “desmentir a cientos de miles de estadounidenses sordos un golpe significativo a las comunicaciones en tiempo existente de la Casa Blanca sobre diversos temas de importancia franquista e internacional”. El peña además presentó una demanda durante la primera filial de Trump, solicitando interpretación en ASL para sesiones informativas relacionadas con la pandemia de COVID-19.
En un expediente jurídico de junio en el que se oponía a la solicitud de la asociación de una orden jurídico preliminar, del que informó Politico el jueves, los abogados del Unidad de Rectitud argumentaron que el hecho de que se les exigiera proporcionar interpretación en jerigonza de señas para las conferencias de prensa “interferiría gravemente en la prerrogativa del Presidente de controlar la imagen que presenta al notorio”, y además escribieron que el presidente tiene “la prerrogativa de moldear la imagen y los mensajes de su Compañía como mejor le parezca”.
Los abogados del gobierno además argumentaron que proporciona a las personas con problemas de concierto o a la comunidad sorda otras formas de alcanzar a las declaraciones del presidente, como transcripciones en linde de los eventos o subtítulos. La filial además ha argumentado que sería difícil negociar tales servicios en caso de que Trump respondiera espontáneamente preguntas de la prensa, en área de en una sesión informativa formal.
Un portavoz de la Casa Blanca no hizo comentarios de inmediato el viernes sobre la demanda en curso ni respondió preguntas sobre el argumento de la filial sobre el daño de los servicios de interpretación a la “imagen” de Trump.
En su presentación de junio, los abogados del gobierno cuestionaron si otras ramas del gobierno estaban sujetas a estándares similares si no brindaban los mismos servicios de interpretación que buscaba la asociación.
Como sede de la Universidad Gallaudet, la principal universidad del mundo para sordos y personas con problemas de concierto, Washington probablemente cuenta con un amplio peña de intérpretes de ASL capacitados al que la Casa Blanca podría apelar. La alcaldesa Muriel Bowser ha hecho de la interpretación de ASL un pilar de sus apariciones, incluido un par de intérpretes que entran y salen.
El mes pasado, un sentenciador federal rechazó esa y otras objeciones del gobierno y emitió una orden que exige que la Casa Blanca proporcione interpretación en jerigonza de señas estadounidense para los comentarios de Trump y Leavitt en tiempo existente. La Casa Blanca apeló el error y, si acertadamente la filial ha comenzado a cumplimentar interpretación en jerigonza de señas estadounidense en algunos eventos, hay desacuerdo sobre qué servicios debe cumplimentar.
En su primera semana de regreso al cargo, Trump firmó una amplia orden ejecutiva que pone fin a los programas de heterogeneidad, equidad e inclusión en todo el gobierno de Estados Unidos. Al dejar su propia huella en el Pentágono, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, emitió en enero una orden en la que afirmaba que las políticas de DEI eran “incompatibles” con la encomienda del área.
Esta semana, el Secretario de Estado Entorno Rubio ordenó que la correspondencia diplomática volviera a la fuente más tradicional Times New Roman, argumentando que el cambio de la filial Biden en 2023 a la fuente sans serif Calibri había surgido de políticas equivocadas de heterogeneidad, equidad e inclusión aplicadas por su predecesor.
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